martes, 15 de mayo de 2007

Evolución y estructura de la industria pesquera


La combinación del crecimiento demográfico y los avances de la tecnología de pesca han conducido a una gran expansión de la actividad pesquera. Iniciada hace siglos en Europa, su expansión ha sido especialmente marcada a escala mundial en este siglo.
Según estadísticas de la FAO (FAO 1992, 1995), la captura total mundial se ha cuadruplicado desde 1948, pasando de menos de 20 millones de toneladas al nivel actual de aproximadamente 80 millones de toneladas, lo que refleja un crecimiento anual de casi un 3 %. Ahora bien, en los últimos años, las capturas oceánicas se han estancado en 80 millones de toneladas anuales. Dado que el esfuerzo pesquero global ha seguido aumentado, ello significa que la explotación de las principales poblaciones ícteas del mundo ha alcanzado ya su producción máxima sostenible, o la ha superado. Por ello, a menos que se exploten nuevas poblaciones de peces, la captura de peces marinos no podrá aumentar en el futuro.
El procesamiento y la comercialización de la producción pesquera también han registrado una gran expansión. Gracias a las mejoras en el transporte y en la tecnología de la conservación y al estímulo generado por el aumento de las rentas reales per cápita, se procesan, embalan y comercializan cada vez más capturas en forma de productos alimenticios de elevado valor.
Es probable que esta tendencia continúe a un ritmo incluso mayor en el futuro, lo que significa una plusvalía claramente superior por unidad de captura. Sin embargo, también conlleva una sustitución de las actividades tradicionales de procesamiento y distribución del pescado por métodos de producción industrial de alta tecnología. Y lo que es más grave, este proceso (al que a veces se denomina globalización de los mercados de la pesca) amenaza con despojar a las comunidades menos desarrolladas de su principal suministro de pescado debido a un exceso de oferta procedente del mundo industrializado.
En la actualidad, las pesquerías mundiales están formadas por dos sectores muy diferentes: las pesquerías artesanales y las pesquerías industriales. La mayoría de las pesquerías artesanales representan una continuación de las pesquerías tradicionales locales, que han cambiado muy poco a lo largo de los siglos.
Se trata, por tanto, de pesquerías de mano de obra intensiva y baja tecnología, limitadas a caladeros de bajura o interiores (véase el recuadro “Buzos indígenas”). En cambio, las pesquerías industriales hacen un uso intensivo de capital y alta tecnología.
Por lo general, los buques pesqueros industriales son grandes y están bien equipados, pudiendo navegar ampliamente a través de los océanos.
En cuanto al número de buques y al empleo, el sector artesanal domina las pesquerías mundiales. Casi un 85 % de los buques pesqueros del mundo y un 75 % de los pescadores son artesanales. A pesar de ello y debido a su baja tecnología y alcance limitado, la flota artesanal sólo disfruta de una pequeña parte de las capturas pesqueras mundiales. Además, por la baja productividad de la flota artesanal, la renta de los pescadores artesanales suele ser baja y sus condiciones de trabajo deficientes.
El sector industrial de la pesca es económicamente mucho más eficiente. Aunque la flota industrial sólo comprende el 15 % de los buques pesqueros del mundo y aproximadamente el 50 % del tonelaje total de la flota pesquera mundial, absorbe más del 80 % de las capturas marinas mundiales.
El desarrollo de la pesca durante este siglo se ha debido sobre todo a la expansión de las pesquerías industriales. La flota industrial ha mejorado la efectividad de las actividades pesqueras en las zonas tradicionales de pesca y ampliado el alcance geográfico de las pesquerías desde las zonas costeras relativamente superficiales a casi cualquier lugar del océano donde puedan encontrarse peces. En cambio, la pesquería artesanal ha registrado un estancamiento relativo, aunque también se hayan producido progresos técnicos en este sector.

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